Como psicóloga, Desde el inicio de la pandemia, me ha tocado observar un aumento sustancial en patologías de salud mental que si bien antes estaban presentes, no eran tan marcadas como hoy, esto ocurre debido al cambio de vida que hemos tenido que enfrentar, generando distancia, agobio por el encierro y en algunos casos temor al contagio, volviéndose común escuchar a las personas expresiones tales como – “Estoy estresado”, “ya no puedo más”, “siento algo que no puedo reconocer”, “ya no tengo energías para continuar”-, todo aquello en su momento puede nublar tu vista, Pero es parte de un proceso que ha dejado heridas emocionales y marcas en la población, sobre todo en la primera infancia y en los adultos mayores; los primeros se vieron afectados debido a que muchos estaban iniciando con la socialización secundaria mientras, que otros nacieron en medio de este proceso. Bajo esta premisa es necesario destacar que se generó un retroceso en muchos de ellos, no solo a nivel emocional si no también afectando áreas del desarrollo como el habla o aprendizaje por imitación de sus pares, otros, quienes habían iniciado ya su escolarización, se vieron enfrentados a un rotundo cambio al tener que enfrentar una nueva forma virtual de comunicación, reemplazando clases presenciales y el contacto con sus compañeros por una relación que se acotaba solo a estar frente a una pantalla, situación que generó inseguridades y miedos, que según lo reportado por algunos padres, eran etapas ya superadas por sus hijos. Por otro lado, refieren también que aquello pudo ser la constante y la causa de que los niños y niñas se volviesen poco empáticos, sin preocuparse en los sentimientos de un otro, encerrados en una realidad en la que solo importa su punto de vista. A pesar que muchas madres o padres trabajaron en que ellos continuaran mejorando y creciendo emocionalmente, queda demostrado que se vuelve necesario el contacto y vivencia in situ, para el desarrollo de habilidades sociales.
Autor: Academia
Kwan yin
Madre kwan Yin
Es conocida como La Diosa de la Misericordia y Compasión. Nacida con un rosario de cristal blanco en su mano derecha y un loto en su izquierda.
Su mantra es “OM MANI PADME HUM” que significa: “!Mirad! la joya en el loto”.
Diosa de la compasión, misericordia y perdón, bodhisattva que quiere decir “ser iluminado”, madre, Buda femenino. Se le atribuyen milagros y es considerada una mujer santa.
Los bodhisattvas pueden convertirse en Budas, pero el amor que Kwan Yin siente por la humanidad es tan profundo que, después de haber llegado a la iluminación, en lugar de ascender a la condición de Buda eligió conservar la forma humana hasta que cada uno de nosotros se haya iluminado también.
Autovaloración
Son las características que vemos en nosotros, principalmente en aquellos atributos que nos consignamos bajo nuestra propia percepción. También surge como producto de las valoraciones externas, se refiere a las personas que nos rodean y por los resultados de nuestras propias acciones, lo que proyectamos.
Si la autovaloración es favorable, es probable que genere un sentido de autoconfianza.
Si es desfavorable, lo más probable es que sentirás dudas y desconfianza sobre ti.
Si es neutral, dependerás de otras personas que te den estímulos positivos para sentirte motivado.
Cuando tenemos una autovaloración positiva somos capaces de lograr metas y propósitos.
Ayudará principalmente en nuestra salud mental, salud física y relación con nuestro entorno.
Bienestar espiritual y duelo en tiempos de pandemia
Les dejamos este artículo de interés:
Autor: Daniela Segovia Chamorro